Vanguardismo
Me gusta tanto la noche porque me hace más yo. Aunque me
tengo más miedo que a nada.
Me ha parecido oírte susurrando mi nombre mientras escuchaba tu canción
favorita.
La noche me hace más yo.
La noche me recuerda a ti.
La noche me hace más yo.
La noche me aleja de mí.
Tu miedo me hizo huir. Tu miedo.
Su falta me atrapó.
Y a ti que hoy me miras así, de esta manera, la de siempre.
Y yo, como siempre, a eso no me resisto. Pero por fuera, sí.
Porque suficiente.
Y su boca me dice que no quiere verme y sus ojos todo lo
contrario, mientras los veo llorar por dentro, con unas lágrimas que si
existieran corroerían mi corazón, si también existiera. O existiese.
Y son otras noches, y quizás las faldas y los recuerdos, las
cosas que entierran mi razón, o simplemente mi voluntad.
Ya no entiendo las miradas, a veces vacías, a veces tan
llenas que no sé qué ver. Parece ser que ahora soy objetivo de algunas miradas
de reojo y ya no soy cómplice de los susurros.
En fin. La insensatez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario