Si eso que llaman amor existe más allá de lo fisiológico,
creo saber algo.
Extrínseco a todo, existe desde que nos cruzamos. Cuando no
existía aún en mí nada de lo que ahora me define. Cuando yo no era nada, nadie.
Desde entonces existe. Por eso, nos queremos por encima de lo que éramos, de lo
que hemos sido y de lo que somos. Nos queremos porque va más allá.
No tiene nada que ver con el tiempo ni tampoco con lo que
éste arrasa, cambia o crea. Porque sigue existiendo y eso sí que es algo que no cambia.
Quizá sí tenga que ver con el espacio, ya que igual que
surgió al cruzarnos, así permanece si está cerca. Si se va, si me voy, no está
entero. Si nos volvemos a cruzar, otra vez, sin importar el tiempo entre medias
o los estragos causados, ahí vuelve a estar. Eso que si existe ella es dueña de
la mitad.
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