Nada acompaña las notas que rellenan
la oscuridad que causa el vacío de esta habitación en la que las emociones
parecen no poder propagarse.
Ni si quiera quedan metáforas detrás de las que esconder
los delirios que no quiero contar y que no quiero guardar.
Y un papel en blanco me sostiene la mirada mientras se
ríe de mí por no saber defenderme.
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