Siempre.



Quizá

Me mantiene insomne el deseo
de que, como yo,
quieras decirme algo.
Con la esperanza de que quizá,
con más valor que yo,
tú lo hagas.
 
Se me hacen cortas las horas
y eterno esperar;
hasta que al final acaece,
onírica,
la quimera  de que quizá
te atrevas
mientras duermo.

Y así despierto una vez más,
como acabé durmiendo:
pensando, otra vez, que quizá
esta noche sí.
Y así me acuesto un día más,
como empecé al despuntar:
preguntándome
si de verdad me quieres,
cómo,
o por qué.

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