Camarero, hay un bicho en mis recuerdos.
Es cierto que primero dolió, y luego fui inmune al mundo,
contigo. Finalmente hoy soy inmune a todo, excepto a echarte de menos.
Y ahora intuyo que nos queremos sin querer porque yo sé que
querer querernos no queremos. Pero, por suerte, nos queremos: nos matamos de frío mientras nos intentamos dar calor. Me vuelvo a enamorar de ti cada vez que te olvido. Y,
mientras no te olvido, todo lo que me recuerda a ti me cautiva.
El mar está lleno de peces, y el mundo está lleno de otras.
Pero yo no soy el mar ni el mundo, y no quiero peces ni a otras. Solo necesito
una cosa y, si me quieres de vuelta, estoy más lleno que el mar.
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