Siempre.



Quizá

Me mantiene insomne el deseo
de que, como yo,
quieras decirme algo.
Con la esperanza de que quizá,
con más valor que yo,
tú lo hagas.
 
Se me hacen cortas las horas
y eterno esperar;
hasta que al final acaece,
onírica,
la quimera  de que quizá
te atrevas
mientras duermo.

Y así despierto una vez más,
como acabé durmiendo:
pensando, otra vez, que quizá
esta noche sí.
Y así me acuesto un día más,
como empecé al despuntar:
preguntándome
si de verdad me quieres,
cómo,
o por qué.

23 de marzo de 2016.

->mátanos<-                             (2ªparte)


Hoy este corazón
traidor,
después de ser (ignorado) ,
abre la veda para que eches de menos
lo bueno,
lo que (no) existió,
lo que (no) fue bonito;
ahora que sabe que (para ti
siquiera
) ha sido.


Tómate por fin
la libertad de huir de ti mí,
ahora que no lamentas
(lo que renuncias de)
             ]los instantes de ayer.


Gracias por contarme
las sonrisas que el pasado
(no) te ha sacado,
por insistir en que hoy (no) sonría
por un ayer que (sólo para mí)
                            ]no fue cualquiera.


Quiero vaciar
              ]el vertedero ilegal de lágrimas
que he construido
sobre lo (que creía) que pasó;
decirle al mundo que no es tan grande,
y que para este presente
  ni siquiera hubo un ayer.

Gracias por contarme
que nada he sido,
y no dejar ni estar,
al parecer,
lo bueno
del ayer
.

1 de marzo de 2016

I


Calor en todas direcciones:
mi mano
anidando tus mejillas;
tus dedos
derrumbando mis nervios;
tu respiración,
desfasada con mi paz,
por mucho que te empeñes.

Es lo de siempre,
soy lo de siempre,
sólo sé suspirar
sin metáforas,
y al final
disipar el calor
en todas direcciones.

II

Tengo frío,
y tú, prisa por no dormir,
tanta, que se te ha olvidado
recoger todas las excusas
para volver mañana.

Prefieres dormir sola
que mal acompañada.
Y yo prefiero que no vuelvas,
a que me dejes
 tan mal desacompañado.

III

Encantada de desconocerme, supongo.
Soy el de siempre.

08 de febrero de 2016



todas me recuerdan
que no son tú
sin que yo pregunte

todo es temporal
hasta lo eterno
y en el intervalo de esa eternidad
nos queremos
siempre

susurro tu nombre
donde ni siquiera se oye si grito
ni si quiera se me oye gritar
y aun así te susurro
como si me oyeras
o como si quisieras hacerlo


como si no creyera que ya me has olvidado

02 de febrero de 2016



Tediosa ausencia, te odio. Te he oído no decir nada, y me has dejado nadando a patadas entre sueños.

Estoy en ese estado de ánimo en el que agradecerías al alcohol una conversación contigo mismo, y eso que no me aguanto a solas ni dos horas seguidas. Ese estado de ánimo: destruido por los ojos. Recuerdo echar de menos este estado: cuando no me acordaba. Ahora no lo entiendo. Y esta sensación de indiferencia convierte mi ilusión en ácido. No sé si es aposta, no sé si es orgullo, o miedo. Voy a explotar si yo me sigo aguantando por miedo, porque creo que orgullo no me queda.

Te echo
mucho
de menos.

Enero de 2016



Camarero, hay un bicho en mis recuerdos.

Es cierto que primero dolió, y luego fui inmune al mundo, contigo. Finalmente hoy soy inmune a todo,  excepto a echarte de menos.

Y ahora intuyo que nos queremos sin querer porque yo sé que querer querernos no queremos. Pero, por suerte, nos queremos: nos matamos de frío mientras nos intentamos dar calor. Me vuelvo a enamorar de ti cada vez que te olvido. Y, mientras no te olvido, todo lo que me recuerda a ti me cautiva.

El mar está lleno de peces, y el mundo está lleno de otras. Pero yo no soy el mar ni el mundo, y no quiero peces ni a otras. Solo necesito una cosa y, si me quieres de vuelta, estoy más lleno que el mar.