10 de noviembre de 2015



Estamos matando al ser humano.
Sin entrar en el tema objetivamente demostrable de que incluso muchos aspectos del arte, como por ejemplo la música, tienen relación directa (incluso numérica) con la ciencia, vivimos en un mundo que ha derivado en separar casi por completo lo científico de lo artístico. Y lo peor es que casi sólo parecen ser conscientes aquellas personas que dedican su vida al arte, que es lo que está en peligro.

En la mayoría de conceptos que tienen un contrario, ocurre que uno de ellos no tiene sentido sin el otro, es decir, adquieren su sentido debido al contraste. O mejor dicho, esos dos conceptos “distintos” representan el mismo pero a diferente nivel. De esta manera “ciencia” y “arte” son formas de dar sentido a la inteligencia humana. Lo primero que nos distingue de los animales, de hecho, es la ciencia y el arte. De acuerdo con lo anterior, se pueden resumir los los conceptos “ciencia” y “arte” como conceptos inversos, recíprocos. La ciencia intenta adaptar el mundo, lo natural, lo general, lo eterno, al entendimiento humano. El arte intenta adaptar lo humano al entendimiento general, plasmarlo en el mundo, casi materializarlo, hacerlo eterno. Por esto no se puede prescindir de ninguna de las dos piezas que son esenciales para el ser humano. Hoy en día planeta está empezando a ser conquistado por medias personas. Prescindir de la ciencia sería prescindir de la razón, de lo medible, de nuevas soluciones, ventajas, investigaciones… Pero la ciencia no se ve amenazada, nunca se ha visto muy amenazada. Hoy en día, el arte en su significado más amplio sí. Prescindir del arte, sería prescindir de la esencia humana, lo interno, lo personal, lo social, lo existencial, de los placeres… En conclusión, la falta de cualquiera de los dos componentes impediría el desarrollo de nuestro ser en su plenitud.

Existen historias, series, películas, (incluso infantiles) en las que se habla de un mundo “futuro” en el que la existencia humana está mecanizada, robotizada: artificial. Y en las versiones más trágicas de este drama incluso desaparecen por completo los sentimientos en las personas.
Pues bien, ese futuro, en la línea la que seguimos no es ni tan imaginario, ni tan lejano. A esta velocidad (mirando al siglo XVIII, por ejemplo) en un par de siglos podría poblar el mundo una sociedad deshumanizada, donde nadie es consciente de ello porque carecen de la humanidad necesaria para apreciarlo, y todo el que la posee, es demasiado primitivo para aportar algo útil al mundo y ser tomado en serio. A no ser que algo cambie. Y este cambio parte de ver la importancia de no dejar ninguna pieza esencial  por el camino de lo que erróneamente hoy llamamos evolución o desarrollo, que va en la dirección equivocada. Está en nuestras manos y en el conocimiento que hoy tenemos, educar a las sociedades venideras. De alguna manera somos consecuencia del pasado y responsables del futuro. Por esto, la educación artística no puede ser despreciada como lo está siendo o está empezando a ser.
En las escuelas, no se puede prescindir del arte, incluyendo en él, además de la música y el arte gráfico,  el pensamiento filosófico y la literatura. A menudo nos referimos a las figuras que dieron pie al inicio de toda la cultura en las primeras civilizaciones como grandes pensadores, aunque a veces usemos diferentes términos más específicos (matemático, filósofo, músico) para hablar de ellos en un ámbito concreto. Sin embargo, nadie aplica a ellos únicamente "artista" o "científico" como términos genéricos, y, sin duda, la mayoría eran artistas y científicos. Estas personas tenían la inquietud de comprender, conocer, e incluso crear. Y ante esta actitud podemos observar la evidente trascendencia que han tenido estas personas en la historia incluso miles de años después: Aristóteles, Platón, Pitágoras, Thales… Pero para los que creáis que estos "padres" de casi todo quedan muy lejos, basta con fijarse en "pensadores" más recientes como el austriaco Ludwig Wittgenstein(1889), quien mayormente conocido como filósofo, era además un reconocido ingeniero aeronáutico, al que también se referían como matemático y lingüista. Sin ignorar que también tuvo una importante educación musical, y que tras este ajetreo de historia en la que hasta tuvo que ejercer de soldado, se le atribuyen como últimas palabras  "Diles que mi vida fue maravillosa".

En definitiva, es necesario para completarse como ser humano albergar una esencia científica y una esencia artística en armonía. No se trata de dominar todos los campos, o del éxito, pero como mínimo establecer un entendimiento o interés básico para, al menos, poder apreciarlos o alimentar la curiosidad. En la misma línea, forzar un comportamiento o imponer ideas siempre se ha considerado contrario a lo humano, por esto, tampoco se trata de imponer una educación en la que se sature a todo individuo con conocimientos, sino de empezar por despertar un interés más amplio en las personas, el diverso deseo de lo que realmente significa crecer, y de no olvidar lo que somos. En esta idea nuestro esfuerzo se basa en tomar consciencia de todo esto, asumirlo, y actuar. El esfuerzo de nuestros sucesores será necesario para el hecho de comprender, en simbiosis con la ampliación de la variedad y profundidad de los intereses.
Pero aun así no hay confundirse, ambos esfuerzos no son exactamente comparables, puesto que el que se necesita de nosotros es más bien una responsabilidad recaída sobre nosotros como consecuencia del deterioro humano que hemos conseguido gracias a la indiferencia o resignación, y que de alguna manera sí requiere un sacrificio, como todo cambio. Por el contrario, el esfuerzo que requiere la comprensión, en concordia con el interés y la curiosidad, es un esfuerzo agradecido, y gratificante.

Por algún motivo hoy me ha preocupado el futuro y me ha aterrado la idea de pensar en un mundo dividido en dos bandos: las víctimas de sí mismos, y los primitivos y marginados seres que nada aportan acechando la extinción.
Con todo esto, sólo intento pedir al mundo, empezando por mi alrededor, que penséis en lo que conocéis, en lo que os interesa, en lo que queréis conocer; y os pido que el interés no se quede en esa idea, que explotéis la curiosidad; ruego que contéis lo que sabéis, que preguntéis lo que no sabéis. Os pido que actuéis.

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