Él, que siempre le ofreció al amor todo lo que tenía, —y que la suerte no era una de ellas— fue esta vez víctima de los desquicios de ella, que siempre le ofreció al amor todo lo que no tenía —y la felicidad sí era una de ellas—.
Ninguno aprendió nada sobre amor,
ninguno aprendió nada sobre suerte
ninguno aprendió de felicidad.
ninguno aprendió de felicidad.
Gracias a la suerte se quisieron, y por quererse fueron felices.
Pero es que ella no sabía ser querida y él sólo sabía querer.
Se querían tanto que habrían hecho potar a cualquiera.
Pero no supieron quererse y se acabaron potando.
Pero no supieron quererse y se acabaron potando.
Se habrían querido tanto...
Pero no supieron quererse
Y sin querer, dejaron de quererse.
Pero no supieron quererse
Y sin querer, dejaron de quererse.
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