Tus dedos hacen que mi piel parezca suave. De hecho, al rato, tus dedos son lo más suave de mi piel cuando me acaricias...
Sé que pienso en ti más a menudo de lo que debería y no sólo no tengo motivo,
sino que tampoco tengo excusa.
Y tú, como si tuvieras elección, me contaste que no estabas para enamoramientos. Pues bienvenida a la gravedad del caos que me define y que me envuelve. Bienvenida a su mortal canto de sirena, que lleno de egoísta bondad te va a sacar las sonrisas que necesites. Pero no por ti, sino porque yo colecciono sonrisas y mi otro yo colecciona la felicidad que las provoca. Para que dependiendo de ella algún día, triste y sin darte cuenta, te acuerdes de que no estabas para enamoramientos y riéndote de ti misma vuelvas a por lo que te ha convertido en lo que todos somos:
adictos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario