Noviembre/diciembre de 2014

Tus dedos hacen que mi piel parezca suave. De hecho, al rato, tus dedos son lo más suave de mi piel cuando me acaricias...

Sé que pienso en ti más a menudo de lo que debería y no sólo no tengo motivo,
sino que tampoco tengo excusa.
Y tú, como si tuvieras elección, me contaste que no estabas para enamoramientos. Pues bienvenida a la gravedad del caos que me define y que me envuelve. Bienvenida a su mortal canto de sirena, que lleno de egoísta bondad te va a sacar las sonrisas que necesites. Pero no por ti, sino porque yo colecciono sonrisas y mi otro yo colecciona la felicidad que las provoca. Para que dependiendo de ella algún día, triste y sin darte cuenta, te acuerdes de que no estabas para enamoramientos y riéndote de ti misma vuelvas a por lo que te ha convertido en lo que todos somos:
adictos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario