15 de diciembre de 2014

Hoy es la primera noche en mucho tiempo que duermo sobrio de pecado, o que no lo deseo, 
porque hoy decido añorar.
Te añoro a ti, niña de mí, que te maté.
Sin arrepentirme te echo de menos.
Hoy que me haces daño te echo de menos.
Hoy que cada vez estás menos.
Se me han perdido varios abrazos en el invierno, y creo que ya no los voy a encontrar.
¿como has conseguido hacerme daño?
Ayer te estaba echando de mi vida, y hoy de menos.

Noviembre/diciembre de 2014

Tus dedos hacen que mi piel parezca suave. De hecho, al rato, tus dedos son lo más suave de mi piel cuando me acaricias...

Sé que pienso en ti más a menudo de lo que debería y no sólo no tengo motivo,
sino que tampoco tengo excusa.
Y tú, como si tuvieras elección, me contaste que no estabas para enamoramientos. Pues bienvenida a la gravedad del caos que me define y que me envuelve. Bienvenida a su mortal canto de sirena, que lleno de egoísta bondad te va a sacar las sonrisas que necesites. Pero no por ti, sino porque yo colecciono sonrisas y mi otro yo colecciona la felicidad que las provoca. Para que dependiendo de ella algún día, triste y sin darte cuenta, te acuerdes de que no estabas para enamoramientos y riéndote de ti misma vuelvas a por lo que te ha convertido en lo que todos somos:
adictos.

28 de noviembre de 2014

Más humano que nunca
y menos sensato, como siempre,
canto en otro idioma que te quiero
porque esta noche hay algo que solo tienes tú
de entre todas.
No he dejado de ver
esa puta sonrisa
dar vueltas alrededor de mí.
Mi optimismo contándome que por casualidad;
y mi yo platónico, que quizá tuviera algo que ver.
Que te jodan.
Que os jodan.